Estimada Licenciada:Me tomo el atrevimiento de hacerle una pregunta que desde hace años me hago a mi misma y hasta ahora ( a pesar de que han transcurrido ya suficientes) no he encontrado la respuesta. ¿ Por qué el amor provoca en la gente una especie de demencia que impide ver la realidad en la mayoría de los casos? Y si Ud. coincide conmigo en esta idea, ¿ es eso bueno o malo para el protagonista?Segura de que su respuesta echará luz sobre mis dudas existenciales , espero ansiosamente su dedicada y concienzuda contestación fruto de sus te ( o tes?) de amapolas.La saludo con todo respeto y consideración, mientras oigo una linda canción y no tomo ninguna decisión, en el día de los enamorados fruto de una gran penetración ( entiéndase que cultural de los yankees).Firmado: Kiperkí
----- Mensaje original -----Fecha: Fri, 15 Feb 2008 23:42:14 +0200De: "mack de foglia" <amandapoliester@hotmail.com>Para: Kiperkí
Querida Kiperkí: No se trata en realidad de que el amor provoque eso que usted llama demencia, sino que más bien se podría explicar de esta manera: el amor es una especie de predio o zona ficcional donde se - el impersonal pretende sustuir delicadamente a ese sujeto que usted llama protagonista- ingresa accidentalmente por diversas razones cuyo origen puede usted estudiar en los Fragmentos del Discurso Amoroso de Barthes. Mientras se lo transita acontece esa "demencia" porque es ficcional y por ende no condice con esa idea que usted llama "realidad". Por mi parte no estaría tan segura de que lo pretendidamente real sea más real que lo ficcional. Pero eso es otro tema.No puede obviarse que durante el decurso de ese período existen sustancias químicas que genera el cerebro ante la presencia estímulo del objeto amado; eso es empíricamente comprobable, que producen temblores, aceleración del pulso, movimientos en la sangre y otros que preparan a los amantes para la penetración, ya que usted la nombra con recato, hay que decirlo, todo va a parar a ese momento. Es un aluvión químico y contribuye a la continuación de la especie, como puede ver. Como también podrá observar, la llamada "realidad" se asienta sobre la especie humana, cuyo motor es nada menos que ese volcanismo químico. El día de los enamorados no tiene nada que ver con eso, es más bien una cuestión gastronómica y el motivo de disputa entre dos ex-enamorados porque uno de ellos se olvidó de la ocasión. El oráculo es amapolar, ya lo sé. Pero las ficciones son y las sustancias químicas naturales son necesarias para la vida.Consultada la ciencia ichinesca, amiga Kiperkins, el hexagrama 41 dice que usted tiene en sus manos la llave.A continuación aclara que es la del auto, que su esposo está buscando en este momento mientras usted se informa sobre algo que le contará a él en un rato y a él le importará tanto como una minipimer.L.P.
miércoles, 25 de noviembre de 2009
jueves, 12 de noviembre de 2009
NIÑOS QUE CAEN DE LAS CALESAS
Uno de los riesgos de la ciudad es pararse cerca de una calesa, porque se corre el riesgo de ser aplastado por un niño que cae.
Los niños son llevados por sus madres con la ilusión de que paseen circularmente sobre un corcel azul y dorado o un helicóptero camuflado, pero la realidad demuestra que los niños se caen de las calesas. Y lo que es peor, se caen sobre las personas que están cerca con cámaras fotográficas y boletos para nuevas vueltas.
Algunos calesiteros dicen que existen estudios científicos en los que se ha tratado de determinar la causa de las caídas, aunque no puede encontrárselos; sólo se han rescatado dos pero están manchados de caramelo líquido y nada puede leerse, por lo que se sospecha que algún niño, ya caído y satisfecho con el pequeño viaje experimentado en la caída libre de la calesa, ha saboteado los escritos.
Otros dicen que eso no es verdad.
Y no faltan los que dicen no saber nada.
Los niños son llevados por sus madres con la ilusión de que paseen circularmente sobre un corcel azul y dorado o un helicóptero camuflado, pero la realidad demuestra que los niños se caen de las calesas. Y lo que es peor, se caen sobre las personas que están cerca con cámaras fotográficas y boletos para nuevas vueltas.
Algunos calesiteros dicen que existen estudios científicos en los que se ha tratado de determinar la causa de las caídas, aunque no puede encontrárselos; sólo se han rescatado dos pero están manchados de caramelo líquido y nada puede leerse, por lo que se sospecha que algún niño, ya caído y satisfecho con el pequeño viaje experimentado en la caída libre de la calesa, ha saboteado los escritos.
Otros dicen que eso no es verdad.
Y no faltan los que dicen no saber nada.
domingo, 4 de octubre de 2009
RECIFE
El letrero dice speedo en letras blancas pero si uno busca otra posición parecen plateadas, como los carteles de la ruta que dicen Chascomús y una flecha, o cualquier otra ciudad pero la misma flecha.
A la luz del día no será lo mismo, o sí, no tiene importancia en este lugar lejos de todo, lejos de Laura, las tazas de café y el patio de geranios. La última vez no había vuelto la espalda para saludarme, sólo iba y volvía, llenaba la regadera de plástico azul y la vaciaba sobre las especies mientras Luli, con un vestido con lunares lilas, la seguía, mirando el agua que corría sobre las hojas, preguntando cómo era que Tim se había escapado en un carrito detrás de un ficus.
La playa está sola, en la arena hay huellas que durarán unas horas, el mediodía llevará la bruma y vendrán los bañistas, los comensales del Leocadio, algunas chicas lindas que mañana no estarán.
Miro la línea fina del horizonte, camino hacia el linde variable de la arena y el agua.
Me sumerjo, estiro un brazo, el otro, el exceso de sal disipa esa cosa en el estómago.
Respiro, me agito, me canso, vuelvo a la orilla. Me tiendo en la arena tibia.
-Ud. Empieza una nueva etapa –había dicho mi psicoanalista y yo pensaba en un alfajor, etapas suena a dos tapas de bizcocho amarillas, mi nueva vida seca como un bizcocho.
Un vendedor de jugos me ofrece en el idioma de mi nueva vida de dos tapas, una de antes y otra de después y rellenas de nada, cierro los ojos y vuelvo a ver el patio, una diosa griega que no conozco y los ojos de Luli tironeando del vestido de su madre y diciendo mamá, Diego se va.
A la luz del día no será lo mismo, o sí, no tiene importancia en este lugar lejos de todo, lejos de Laura, las tazas de café y el patio de geranios. La última vez no había vuelto la espalda para saludarme, sólo iba y volvía, llenaba la regadera de plástico azul y la vaciaba sobre las especies mientras Luli, con un vestido con lunares lilas, la seguía, mirando el agua que corría sobre las hojas, preguntando cómo era que Tim se había escapado en un carrito detrás de un ficus.
La playa está sola, en la arena hay huellas que durarán unas horas, el mediodía llevará la bruma y vendrán los bañistas, los comensales del Leocadio, algunas chicas lindas que mañana no estarán.
Miro la línea fina del horizonte, camino hacia el linde variable de la arena y el agua.
Me sumerjo, estiro un brazo, el otro, el exceso de sal disipa esa cosa en el estómago.
Respiro, me agito, me canso, vuelvo a la orilla. Me tiendo en la arena tibia.
-Ud. Empieza una nueva etapa –había dicho mi psicoanalista y yo pensaba en un alfajor, etapas suena a dos tapas de bizcocho amarillas, mi nueva vida seca como un bizcocho.
Un vendedor de jugos me ofrece en el idioma de mi nueva vida de dos tapas, una de antes y otra de después y rellenas de nada, cierro los ojos y vuelvo a ver el patio, una diosa griega que no conozco y los ojos de Luli tironeando del vestido de su madre y diciendo mamá, Diego se va.
jueves, 13 de agosto de 2009
martes, 11 de agosto de 2009
Después de la cena
este amor es una parte del día
entre colegiales y desorden de tránsito
lavo las tazas
no hace frío
espero verte mañana
detrás
en la ventana
un obrero
cruza en un andamio
entre colegiales y desorden de tránsito
lavo las tazas
no hace frío
espero verte mañana
detrás
en la ventana
un obrero
cruza en un andamio
domingo, 14 de junio de 2009
ATAVIADA PARA EL CASORIO (Escena I)
Personajes: Lily
Gracia I
Gracia II
Gracia III
Gabriel
Coro
Una mesa larga cubierta por un mantel de pana negro. En los extremos dos candelabros antiguos con velas encendidas. Sobre ella, una lámpara importante con caireles de cristal. Sillas muy suntuosas, de estilo antiguo, tapizadas de rojo. A la izquierda una escalera da a una puerta. Una puerta a la izquierda y otra a la derecha. A la derecha, un sillón blanco de diseño contemporáneo. Al fondo, un piano blanco, una banqueta violeta, una foto de Gracia IV, ya fallecida.
Al fondo, Gracia I se maquilla. Gracia II hace aquagym.
Entra Lily, con una bandeja llena de servilletas de papel de colores.
Lily: -Tengo los pies literalmente muertos.
Dispone las servilletas sobre la mesa. Suena el timbre. Lily va hacia la puerta dejando caer algunas servilletas tras de sí. Vuelve.
Lily: -No hay búcaro del que salgan tallos de apio.
Gracia I: -Ya tendrías que tenerlos listos.
Gracia II: -Es temprano.
Gracia I: -No hay baile sin búcaro del que salgan tallos de apio. (a Lily): En el Jumbo no conseguiste?
Lily: -No hay en el Jumbo, ni en el Coto, ni en el Verduverde. En toda la ciudad no hay búcaro del que salgan tallos de apio. Tengo los pies... (Suena el celular.) Hola? Ah, qué tal, no, ...ah bué... sí pero... ah... eehhhh.. está bien, no, no me sirve, no bueno, gracias no se haga problema... está bien, no, no, deje, no, si el problema no es el apio, justamente, bueno... bueno adiós). Tengo los pies literalmente... literalmente muertos.
Gracia I (a Gracia II): -¿Pilates?
Gracia II: -No.
Gracia I: -¿Strechting?
Gracia II: -No.
Gracia I: -¿Método Feldenkrais?
Gracia II: (silencio)
Gracia I: -¿Yoga? No, yoga no. Entonces?
Gracia II: -Acquagym. (A Lily) ¿No conseguiste búcaro del que salgan tallos de apio?
Gracia I: -No. Además tengo los pies literalmente muertos.
Gracia II: (a Gracia I)-Qué son búcaros de los que salgan tallos de apio?
Gracia I: -Ni idea.
Lily sale. Gracia II deja el acquagym y empieza a ensayar un pasaje de Lucrezia Borgia.
Gracia I: -Faltará mucho?
Lily: -No sé, siempre lo mismo. Así no llegamos. A esta altura me parece que lo hace a propósito, le encanta. Tres minas que lo esperan. Qué mejor. Y sí.
Gracia I: -Y si te das un baño con sales?
Gabriel abre la puerta con aires de tener el protagónico; entra, va hacia el público. Con afectación:
Gabriel: -“¡Es Navidad! ¡Es Navidad!”.
Lily (a Gracia II): -Ves? Se equivocó otra vez. Esa parte ya no está en el guión. No quedamos así?
Gracia I: -Yo ya no sé.
Gabriel: -Es Navidad? O no? Bueno, me gusta más si es Navidad. A quién le importa el guión? Igual estoy bastante cansado con eso de la Navidad. Igual entrar “es Navidad” “es Navidad” como un imbécil, y con lo que pagan, no sé.
Gracia II canta sin escuchar a Gabriel. Lily entra con vajilla que va disponiendo sobre la mesa.
Gabriel (a Lily): -Es Navidad!
Lily: -Basta.
Gabriel: -Ya se presentaron?
Gracia I: -No, si falta...
Entra Gracia III.
Gracia III: -Nadie falta. En esta ciudad no hay taxis ni para los viejos, increíble.
Gabriel: -Pero no podían empezar aunque sea a presentarse uds.? (Señalando al público) Esta gente está esperando hace cuánto? Bueno, uds. hagan lo que quieran, yo mando algo porque nos van a incendiar.
(Al público): -“Cada año que pasa siento con mayor fuerza que nuestro país no tiene otra tradición que honre mejor y guarde con mayor celo que la hospitalidad. Es una tradición única en mi experiencia (y he visitado no pocos países extranjeros) entre las naciones modernas. Algunos dirían, tal vez, que es más defecto que virtud de cual vanagloriarse. Pero, aun si concediéramos que fuera así, se trata a mi entender, de un defecto principesco, que confío que cultivemos por muchos años por venir.”
Lily: -Tengo los pies literalmente muertos. Como para presentación estoy. Faltan copias además, la mía está toda tachada, no se entiende nada. Alguien me ayudaría, por favor?
Gracia I: -No podemos pasar a la dos, porque igual falta Gretta.
Gabriel: -Ni hablar. Avancemos igual.
Gracia I: -Quién lee?
Gracia II: -Yo no. Necesito cuidar la voz para la escena III. Una voz de hombre es mejor.
Lily y Gracia I queda en la sombra, al lado de la mesa. Frente al público, Gabriel como speaker, y las otras dos Gracias inmóviles.
Gabriel: -“Sus tías eran dos ancianas pequeñas que vestían con sencillez. Tía Julia era como una pulgada más alta. Llevaba el pelo gris, hacia atrás, en un moño a la altura de las orejas; y gris también con sombras oscuras, era su larga cara fláccida. Aunque era robusta y caminaba erguida, los ojos lánguidos y los labios entreabiertos le daban la apariencia de una mujer que no sabía dónde estaba ni a dónde iba. Tía Kate se veía más viva. Su cara, más saludable que la de su hermana, era toda bultos y arrugas, como una manzana roja pero fruncida, y su pelo, peinado también a la antigua, no había perdido su color de castaña madura”. Ey, pero no era que te ibas a teñir?
(Gracia III es visiblemente canosa).
Gracia III: -Bueno, pero si cobrábamos.
Gabriel: -Así no se puede.
Gracia III: -Está bien, la semana que viene, prometo.
Gracia I (desde la sombra): -Seguimos.
Las dos Gracias van a la sombra, Lily en su lugar.
Gabriel: -“Lily, la hija del encargado, tenía los pies literalmente muertos. No había todavía acabado de hacer pasar a un invitado al cuarto de desahogo, detrás de la oficina de la planta baja, para ayudarlo a quitarse el abrigo cuando de nuevo sonaba la quejumbrosa campana de la puerta y tenía que echar a correr por el zaguán vacío para dejar entrar a otro. Era un alivio no tener que atender también a las invitadas.”
Lily: -Eso. Y falta decir “les hacía la limpieza”...
Gabriel: (ignorándola): -Mary Jane!
Adelante Gracia I, Lily se va molesta.
Gabriel: -“Desde que Kate y Julia, cuando murió su hermano Pat, dejaron la casa de Stoney Batter y se llevaron a Mary Jane, la única sobrina, a vivir con ellas en la sombría y espigada casa de la isla de Usher, cuyos altos alquilaban a Mr. Fulham, un comerciante en granos que vivía en los bajos. Eso ocurrió hace sus buenos treinta años. Mary Jane, entonces una niñita vestida de corto, era ahora el principal sostén de la casa, ya que tocaba el órgano en Haddington Road.” Ahora yo.
Gracia II y Gracia III, rodean y besan a Gabriel.
Gracia I: -“Era el sobrino preferido, hijo de la hermana mayor, la difunta Ellen, la que se casó con T.J. Conroy, de los Muelles del Puerto.”
Gracia II: -“Gretta me acaba de decir que no va a regresar en coche a Monkstown esta noche, Gabriel”.
Gabriel: -“No, ya tuvimos bastante con el año pasado, no es así? No te acuerdas, tía Kate, el catarro que cogió Gretta entonces?”. Ah, no. El catarro que cogió... no, no, me niego.
Gracia III: -Queda divino.
Gabriel: -Y esa hija de puta no pensará venir?
Lily: -Yo otra vez dos personajes no hago.
Gracia I: -No podemos pasar a la segunda si no llega.
Gracia III: -Y qué hacemos?
Gabriel (a Lily): -El coro está?
Lily: -Esperá (habla por celular). Ey, Flavio, cómo estás, dale bueno, sí, escuchame, necesito tres sopranos, cuatro mezzos, por lo menos cuatro contraltos. Tenores en oferta tenés? Bueno, dale, dos. Barítonos no quiero. Nos arreglamos con Gabriel.
Gabriel: (disgustado) –Y sí, claro. Nos arreglamos.
Lily:-Bueno, bueno. Chau, chau. (a Gabriel) Vienen para acá.
Gabriel: -Bueno, dale.
Apagón. Pasan unos minutos. El coro canta: “Pues son jocosas y ufanas, pues son jocosas y ufanas, pues son jocosas y ufanas, nadie lo puede negar”.
Al final se escucha bajito la voz de Gracia III diciendo: -“una lasquita de pechuga”?.
Gracia I
Gracia II
Gracia III
Gabriel
Coro
Una mesa larga cubierta por un mantel de pana negro. En los extremos dos candelabros antiguos con velas encendidas. Sobre ella, una lámpara importante con caireles de cristal. Sillas muy suntuosas, de estilo antiguo, tapizadas de rojo. A la izquierda una escalera da a una puerta. Una puerta a la izquierda y otra a la derecha. A la derecha, un sillón blanco de diseño contemporáneo. Al fondo, un piano blanco, una banqueta violeta, una foto de Gracia IV, ya fallecida.
Al fondo, Gracia I se maquilla. Gracia II hace aquagym.
Entra Lily, con una bandeja llena de servilletas de papel de colores.
Lily: -Tengo los pies literalmente muertos.
Dispone las servilletas sobre la mesa. Suena el timbre. Lily va hacia la puerta dejando caer algunas servilletas tras de sí. Vuelve.
Lily: -No hay búcaro del que salgan tallos de apio.
Gracia I: -Ya tendrías que tenerlos listos.
Gracia II: -Es temprano.
Gracia I: -No hay baile sin búcaro del que salgan tallos de apio. (a Lily): En el Jumbo no conseguiste?
Lily: -No hay en el Jumbo, ni en el Coto, ni en el Verduverde. En toda la ciudad no hay búcaro del que salgan tallos de apio. Tengo los pies... (Suena el celular.) Hola? Ah, qué tal, no, ...ah bué... sí pero... ah... eehhhh.. está bien, no, no me sirve, no bueno, gracias no se haga problema... está bien, no, no, deje, no, si el problema no es el apio, justamente, bueno... bueno adiós). Tengo los pies literalmente... literalmente muertos.
Gracia I (a Gracia II): -¿Pilates?
Gracia II: -No.
Gracia I: -¿Strechting?
Gracia II: -No.
Gracia I: -¿Método Feldenkrais?
Gracia II: (silencio)
Gracia I: -¿Yoga? No, yoga no. Entonces?
Gracia II: -Acquagym. (A Lily) ¿No conseguiste búcaro del que salgan tallos de apio?
Gracia I: -No. Además tengo los pies literalmente muertos.
Gracia II: (a Gracia I)-Qué son búcaros de los que salgan tallos de apio?
Gracia I: -Ni idea.
Lily sale. Gracia II deja el acquagym y empieza a ensayar un pasaje de Lucrezia Borgia.
Gracia I: -Faltará mucho?
Lily: -No sé, siempre lo mismo. Así no llegamos. A esta altura me parece que lo hace a propósito, le encanta. Tres minas que lo esperan. Qué mejor. Y sí.
Gracia I: -Y si te das un baño con sales?
Gabriel abre la puerta con aires de tener el protagónico; entra, va hacia el público. Con afectación:
Gabriel: -“¡Es Navidad! ¡Es Navidad!”.
Lily (a Gracia II): -Ves? Se equivocó otra vez. Esa parte ya no está en el guión. No quedamos así?
Gracia I: -Yo ya no sé.
Gabriel: -Es Navidad? O no? Bueno, me gusta más si es Navidad. A quién le importa el guión? Igual estoy bastante cansado con eso de la Navidad. Igual entrar “es Navidad” “es Navidad” como un imbécil, y con lo que pagan, no sé.
Gracia II canta sin escuchar a Gabriel. Lily entra con vajilla que va disponiendo sobre la mesa.
Gabriel (a Lily): -Es Navidad!
Lily: -Basta.
Gabriel: -Ya se presentaron?
Gracia I: -No, si falta...
Entra Gracia III.
Gracia III: -Nadie falta. En esta ciudad no hay taxis ni para los viejos, increíble.
Gabriel: -Pero no podían empezar aunque sea a presentarse uds.? (Señalando al público) Esta gente está esperando hace cuánto? Bueno, uds. hagan lo que quieran, yo mando algo porque nos van a incendiar.
(Al público): -“Cada año que pasa siento con mayor fuerza que nuestro país no tiene otra tradición que honre mejor y guarde con mayor celo que la hospitalidad. Es una tradición única en mi experiencia (y he visitado no pocos países extranjeros) entre las naciones modernas. Algunos dirían, tal vez, que es más defecto que virtud de cual vanagloriarse. Pero, aun si concediéramos que fuera así, se trata a mi entender, de un defecto principesco, que confío que cultivemos por muchos años por venir.”
Lily: -Tengo los pies literalmente muertos. Como para presentación estoy. Faltan copias además, la mía está toda tachada, no se entiende nada. Alguien me ayudaría, por favor?
Gracia I: -No podemos pasar a la dos, porque igual falta Gretta.
Gabriel: -Ni hablar. Avancemos igual.
Gracia I: -Quién lee?
Gracia II: -Yo no. Necesito cuidar la voz para la escena III. Una voz de hombre es mejor.
Lily y Gracia I queda en la sombra, al lado de la mesa. Frente al público, Gabriel como speaker, y las otras dos Gracias inmóviles.
Gabriel: -“Sus tías eran dos ancianas pequeñas que vestían con sencillez. Tía Julia era como una pulgada más alta. Llevaba el pelo gris, hacia atrás, en un moño a la altura de las orejas; y gris también con sombras oscuras, era su larga cara fláccida. Aunque era robusta y caminaba erguida, los ojos lánguidos y los labios entreabiertos le daban la apariencia de una mujer que no sabía dónde estaba ni a dónde iba. Tía Kate se veía más viva. Su cara, más saludable que la de su hermana, era toda bultos y arrugas, como una manzana roja pero fruncida, y su pelo, peinado también a la antigua, no había perdido su color de castaña madura”. Ey, pero no era que te ibas a teñir?
(Gracia III es visiblemente canosa).
Gracia III: -Bueno, pero si cobrábamos.
Gabriel: -Así no se puede.
Gracia III: -Está bien, la semana que viene, prometo.
Gracia I (desde la sombra): -Seguimos.
Las dos Gracias van a la sombra, Lily en su lugar.
Gabriel: -“Lily, la hija del encargado, tenía los pies literalmente muertos. No había todavía acabado de hacer pasar a un invitado al cuarto de desahogo, detrás de la oficina de la planta baja, para ayudarlo a quitarse el abrigo cuando de nuevo sonaba la quejumbrosa campana de la puerta y tenía que echar a correr por el zaguán vacío para dejar entrar a otro. Era un alivio no tener que atender también a las invitadas.”
Lily: -Eso. Y falta decir “les hacía la limpieza”...
Gabriel: (ignorándola): -Mary Jane!
Adelante Gracia I, Lily se va molesta.
Gabriel: -“Desde que Kate y Julia, cuando murió su hermano Pat, dejaron la casa de Stoney Batter y se llevaron a Mary Jane, la única sobrina, a vivir con ellas en la sombría y espigada casa de la isla de Usher, cuyos altos alquilaban a Mr. Fulham, un comerciante en granos que vivía en los bajos. Eso ocurrió hace sus buenos treinta años. Mary Jane, entonces una niñita vestida de corto, era ahora el principal sostén de la casa, ya que tocaba el órgano en Haddington Road.” Ahora yo.
Gracia II y Gracia III, rodean y besan a Gabriel.
Gracia I: -“Era el sobrino preferido, hijo de la hermana mayor, la difunta Ellen, la que se casó con T.J. Conroy, de los Muelles del Puerto.”
Gracia II: -“Gretta me acaba de decir que no va a regresar en coche a Monkstown esta noche, Gabriel”.
Gabriel: -“No, ya tuvimos bastante con el año pasado, no es así? No te acuerdas, tía Kate, el catarro que cogió Gretta entonces?”. Ah, no. El catarro que cogió... no, no, me niego.
Gracia III: -Queda divino.
Gabriel: -Y esa hija de puta no pensará venir?
Lily: -Yo otra vez dos personajes no hago.
Gracia I: -No podemos pasar a la segunda si no llega.
Gracia III: -Y qué hacemos?
Gabriel (a Lily): -El coro está?
Lily: -Esperá (habla por celular). Ey, Flavio, cómo estás, dale bueno, sí, escuchame, necesito tres sopranos, cuatro mezzos, por lo menos cuatro contraltos. Tenores en oferta tenés? Bueno, dale, dos. Barítonos no quiero. Nos arreglamos con Gabriel.
Gabriel: (disgustado) –Y sí, claro. Nos arreglamos.
Lily:-Bueno, bueno. Chau, chau. (a Gabriel) Vienen para acá.
Gabriel: -Bueno, dale.
Apagón. Pasan unos minutos. El coro canta: “Pues son jocosas y ufanas, pues son jocosas y ufanas, pues son jocosas y ufanas, nadie lo puede negar”.
Al final se escucha bajito la voz de Gracia III diciendo: -“una lasquita de pechuga”?.
martes, 9 de junio de 2009
QUIEN INVENTO EL RULEMAN?
QUIEN INVENTO EL RULEMÁN
Personajes: Puno – Zapatito Blanco – Estela.
Un garage de barrio, Puno y Zapatito desarman motores a las tres de la tarde de un mes de verano. Al fondo un ventilador de pie. En una de las paredes, un poster desleído de Brigitte Bardot.
Zapatito: -Tío.
Puno: (Golpeando un buje con un martillo)-Mmmm?
Zapatito: -Tomate un mate. (Se lo alcanza).
Zapatito: -Tío.
Puno: (Chupando) –Mmmm?
Zapatito: -Estaba pensando.
Puno: -Vos le diste de comer al Maico Landon?
Zapatito: -Después le doy, tío. Escuchá, estuve pensando.
Puno: -Mi dios. Como si hubiera poco. Yo no te pago para pensar, nene, dale. Dale que tenemos que cerrar con el Negro.
Zapatito: -Está bien, tío, pero son dos minutos.
Puno: -Todos los días son dos minutos.
Zapatito: -Viste que yo te contaba... bueno, te decía ayer, viste, que en el banco me piden recibo de sueldo.
Puno: -Msé. Tomá, está helado esto. Andá y poné la pava.
Zapatito: -Ya voy. Bueno, yo no sé a quién le voy a pedir un recibo de sueldo. Y si no me dan el crédito no me puedo comprar la moto.
Puno: -Pero qué, por la gripe porcina van a prohibir los bondis?
Zapatito: -No tío, pero se me hace cada vez más tarde.
Puno: -Y bueno, nene, levantate más temprano. (Hacia la puerta, a los gritos): Estela! Esteeeelaaa!!!! Le diste de comer al Maico?
Entra Estela.
Estela: -No, acordate de que no hay más balanceado. El sábado te toca a vos el super, no te olvides. Che pero no se están asando, acá?
Zapatito: -Qué te parece, tía. Yo ya dije que hay que poner un aire acondicionado o cortar antes, porque el calor agobia.
Puno (a Estela): -Sí, un aire acondicionado, un bargueño, una botella de caballito blanco y los naipes. Qué más? Unas minas? Querés minas también?
Estela: -Ah, yo este sainete ya lo vi. Bueno, Rambito y Rambón, les dejo la llave en la maceta, yo me voy, vuelvo en un par de horas.
Puno: -Otra vez? Dónde te vas vos?
Estela: -Ya te dije, me voy al centro, quiero comprar jabones perfumados y en el barrio no hay. Bueno, ahora la señora del Nazi fabrica, pero son esos de utilísima, una porquería, a la semana ya no tienen más olor.
Puno: -Jabones perfumados... escuchaste, Zapato? Las minas ya no saben qué inventar. Aguantá un rato, que tiene que llamar Rolando. Quién va a atender si llama?
Estela: -Vos.
Puno: -A ver si nos entendemos. Si querías jabones, tenías que casarte con Palmolive, viejita. No es que siempre me cagás a pedo porque dejo el fono engrasado?
Estela: -Y para qué te compré los guantes? (a Zapatito): Este hijo de puta no quiere usar guantes para tenerme a mí acá encerrada todo el día.
Puno: -Dejá de joder, ahora te quejás de que te tengo encerrada, bien que cuando nos dejamos... eh? Ah... no te acordás más de eso, eh? Bien que me tratabas con guante. Eso sí que era con guante. Punito de acá, Punito de allá... (deja la pieza con la que estaba trabajando, entusiasmándose con el relato). Hasta se compró un mate peludo, esos de pezuña, se fue a Colón y se aburrió como una hija de puta allá, y encima no lo quería reconocer la guacha. “Ay, Punito, no sabés lo bien que la pasé”. Y la voy a ver y me convida con el mate, y yo agarro así (hace la mímica con la mano) y le digo... (con suficiencia) “decime, lobizona, este lo compraste para tener a quien acariciar los domingos?” Aaaaay, cómo se me ortibó! No sabés, roja de furiosa estaba.
Estela: -Seguí nomás, la primera que te va a dejar soy yo. Después Zapato.
Puno: -Vayansé nomás. Si se compran el aire, páguense la luz. (Da martillazos a una pieza, concentrado en ese trabajo).
Zapatito: -Un poco está bien, pero... hay que adaptarse a los tiempos que corren, tío. Las cosas van cambiando, ya no son como antes. Acá tenemos que tener una computadora. Tenemos que organizar lo del horario, también. Y poner los papeles en regla. Uno de estos días te vienen de la AFIP y ahí tenemos un quilombo, tío.
(Estela hace un gesto de desdén con la mano y sale)
Puno: -No empecés con eso, ya te dije. Y te digo más: este mes es peor todavía. (Golpea la pieza con fuerza, haciendo mucho ruido) Ahora si viene la EPE voy a tener que gatillar, se terminó la jodita esa.
Zapatito: (levantando la voz por sobre los martillazos) –Bueno, pero saquemos con el almanaque por lo menos, todos tienen la Silvinita.
Puno (le tira un rulemán): -Tomá, dale vos a éste que últimamente parece que tenés no manteca, margarina Manty en las manos.
Zapatito: -Arrancamos con el almanaque, la semana que viene. No lo habrá tirado la tía, no?
Puno: -Uy, no le dio de comer. (Deja lo que está haciendo y va hasta la puerta). Maico Maico Maico!... Maiquinho...! Qué perro berga este, todo el día rompiendo las pelotas y ahora no viene.
Zapatito: -Entonces, bueno, cambiamos el almanaque. Entonces eso va a atraer clientela más joven. Seguro, tío. Quién de los pibes conoce a tu Brigí? Nadie, tío, nadie. Yo no te niego que es una yegua, pero los de tu generación ya casi no manejan... hay que apuntarle a la clientela cash.
Puno: -La puta que te reparió a vos y a los de tu generación. Este no da para más, sopleteale un poco y si no sacalo nomás.
Zapatito: -Con más clientela, ahí ponemos al día el plan del API, después compramos la compu en cuotas, en todo caso le pedimos a tu suegra la tarjeta de la AMR, serán ciento y pico por mes. (Puno golpea cada vez más fuerte). Bueno, te digo que en dos meses o tres pasamos al frente, y ahí ya podemos ir con el aumento. Qué te parece?
Puno: -Estela!.. Esteeeelaaaa!!!! Esta piró de nuevo.
Estelitaaaaa!
Escena 2
Una habitación sencilla, con una luz tenue azul, flores en el empapelado y un espejo corroído. Sobre la cama desarreglada, Inés, desnuda, fuma. Diego sale del baño, ajustándose el cinturón. Silba una música incomprensible.
Inés: -Pero aseguró que venía?.
Diego: -No, no. Asegurar no aseguró.
I: -Pero dijo.
D: -Bueno, decir, lo que se dice decir no dijo. Pero debe venir.
I: –Bueno, pero no lo dijo, no sabemos, no lo dijo.
D: -Nunca dice.
I: -Y claro. Así cualquiera.
D: (Se arregla el pelo frente al espejo)-Cuchá.
I: -Y no, y sí. Si todos hacemos lo mismo, y bueno, es un quilombo, nadie sabe nada, nadie dice nada, nadie compra nada. Y sí, claro, y así yo también. (Fuma más nerviosa)
D:- Y cuál es, hago un asado y punto. Vos si querés venís después, si ni pregunta. Y además con el Chibo se lleva genial.
I:- Y qué, te veo el lunes recién?
D:- Y...
I:-Pero el lunes no tenés el pádel?
D: -Bueno, poray llueve.
I:-Fantástico, y si no llueve, te veo cuándo? Te toco el portero, salís al balcón y me saludás como Evita?
D:-No exagerés nena. Ya empezamos. No viene nunca, qué te cuesta. Además ya te dije, no tenés obligación de estar, andate al cine, yo qué sé.
I: (Apaga el cigarrillo y lo mira fríamente).
D: -Qué.
I: (I hace un gesto intraducible).
D: -Qué, nena, qué.
I:-Bueno, dale vamos, que te va a salir carísimo. (Empieza a vestirse en silencio).
D: (va hacia la puerta, la abre, asoma al pasillo y emite un cacareo, vuelve a cerrar).
I: -Cuándo van a terminar con esa boludez?
D:- Dale, nena, dale.
Apagón.
Inés: -Pero aseguró que venía?.
Diego: -No, no. Asegurar no aseguró.
I: -Pero dijo.
D: -Bueno, decir, lo que se dice decir no dijo. Pero debe venir.
I: –Bueno, pero no lo dijo, no sabemos, no lo dijo.
D: -Nunca dice.
I: -Y claro. Así cualquiera.
D: (Se arregla el pelo frente al espejo)-Cuchá.
I: -Y no, y sí. Si todos hacemos lo mismo, y bueno, es un quilombo, nadie sabe nada, nadie dice nada, nadie compra nada. Y sí, claro, y así yo también. (Fuma más nerviosa)
D:- Y cuál es, hago un asado y punto. Vos si querés venís después, si ni pregunta. Y además con el Chibo se lleva genial.
I:- Y qué, te veo el lunes recién?
D:- Y...
I:-Pero el lunes no tenés el pádel?
D: -Bueno, poray llueve.
I:-Fantástico, y si no llueve, te veo cuándo? Te toco el portero, salís al balcón y me saludás como Evita?
D:-No exagerés nena. Ya empezamos. No viene nunca, qué te cuesta. Además ya te dije, no tenés obligación de estar, andate al cine, yo qué sé.
I: (Apaga el cigarrillo y lo mira fríamente).
D: -Qué.
I: (I hace un gesto intraducible).
D: -Qué, nena, qué.
I:-Bueno, dale vamos, que te va a salir carísimo. (Empieza a vestirse en silencio).
D: (va hacia la puerta, la abre, asoma al pasillo y emite un cacareo, vuelve a cerrar).
I: -Cuándo van a terminar con esa boludez?
D:- Dale, nena, dale.
Apagón.
sábado, 25 de abril de 2009
EL AGUA EN LOS FLOREROS
A los 40 llora
con because
cree ciegamente
que dios lo escucha cuando crea los astros.
Las escorpianas ven debajo del agua
-dice la abogada de origen armenio
mientras un tipo firma que cobrará en cuotas
el seguro de muerte
de alguien que trabajó
y que nadie recuerda actualmente en la empresa.
Pero señora
( y es entonces que casi
justifica el genocidio)
qué hago con eso
si está prohibida el agua en los floreros.
A los 40 no entiende
cómo el mosquito sabe
cuáles son los pobres.
Duda
si será un aguijón programado por monsanto
para la selección de la especie.
domingo, 18 de enero de 2009
Receta
Suscribirse a:
Entradas (Atom)