Amor mío:
Espero disculpes todo este tiempo en que no te he escrito. No pienses, mi pétalo, que he estado Fiesta, barco, Ibiza y JB, ni mucho menos, es que tuve algunos inconvenientes que, no puedo negar, debe atribuirse a mi impericia en el manejo de los kayaks.
Estábamos en Maracaîpe, hasta allá nos había llevado el último rastreo de las coordenadas, que indicaba un 99% de probabilidad de tornado en el estado de Pernambuco. Había pasado tres días desde el que fijáramos, estábamos en el punto de epicentro y nada sucedía según lo calculado. Cielo estrellado, poco cambio de temperatura.
Entonces con Jehtro alquilamos unos kayaks para solazarnos con el tortuoso oleaje maracaipense. Como bien sabes, Amanda, no soy diestro conductor de estas embarcaciones minúsculas, por lo que debí envalentonarme con un par de on the rocks y llevar una ración de repuesto en la minipetaca. El mar estaba encrespado como tú en las horas nocturnas, y Jehtro avanzó con su kayak mar adentro. Yo empecé a remar desde la playa, sin demasiada velocidad pero con gracia, serenamente, mientras pensaba en tu pelo rizado. Sigue rizado tu pelo, Amanda? O, creyéndome ingrato, lo sometiste a alguno de los tratamientos que he descalificado, sin éxito por cierto? Bueno, ya lo sabré.
Así íbamos, cuando de pronto vi una ola inmensa en el horizonte que venía hacia nosotros. Jehtro me daba instrucciones a los gritos pero yo no escuchaba lo que decía, entonces le hice saber, también a los gritos, que mi panorama no era óptimo, todo eso salpicado de vocablos soeces y escatológicos que voy a ahorrarte en honra a tu femineidad.
En resumen, la ola dio vuelta mi kayak devolviéndome a la playa. Quedé semienterrado en la arena, me dolía cada uno de los huesos, incluso todas las falanges, se había terminado el caballito blanco y no tenía fuerzas para ir hasta la camioneta.
Cuando Jehtro volvió me llevó hasta un nosocomio del lugar, donde me practicaron primeros auxilios.
Todo eso me aconteció en la ausencia que debes atribuir (conozco tu afiebrada imaginación) a embates menos concretos y más veleidosos.
Llevo un regalo para ti, unos aretes en forma de corazón, de un material facetado, color rosa pastillita punch, que tanto te gusta. Tienen la particularidad, además, si uno los mira bien y los sabe ubicar, que con los ganchos se forma un tercer corazón, porque en estas cosas, Amanda, como en todo, no hay dos sin tres. Sigo esperando el agua. Vuelvo pronto. Marcos.
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