Hubo una vez un predio donde viven
las canciones de cuna.
El rasgo múltiple
la herida
el portazo
nuestros zapatos duermen
uno junto al otro.
Hubo una vez uvas tintas
y un reloj de avenida.
Amor
no pido mucho
(y de esto tal vez pensarás lo contrario)
¿podrías darme una pestaña roja
que encontraras
por ahí
en tu cenicero?
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