jueves, 21 de febrero de 2008

Nollora

Mientras lee entrecortada los problemas
sencillos de la infancia
y sus dedos tiznan esta calma
en que el violín trompeta y su boca clara
abren un patio antiguo
de moscardones
y compadres abrazan las mujeres
todo viene de un lugar
tan incierto como vos
y yo
que dejé el aceite de geranio
extraño
el abrazo mojado.

Javier tiene ojos tan tristes
que sólo pudo ser violinista.

Apago el pensamiento
como a una lámpara de bajo consumo
y cubro con laca las uñas
de la oficinista.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

el registro poético es divino y el narrativo gracioso, qué más se puede pedir! besos, vero.

amanda dijo...

Ay, qué gusto, qué gusto, qué gusto, qué bueno que en un día merdífero como el de hoy me digas eso! Un gran abrazo, gracias de verdad, tu comentario me cambia el día! Gracias otra vez. No sé que decir sino gracias.