sábado, 19 de mayo de 2012

De Este libro, El Ombú Bonsai, 2012

Una buena noticia: hay historias y autores y libros que van a acompañarlos siempre.


Tengo más de cuarenta años, es decir que soy una vieja, y cuando estoy en la cueva vuelvo y vuelvo a Lewis Carroll, un escritor inglés que vivió allá por el 1800; era además profesor de matemática. Y a pesar de que con todo eso hubiera debido ser un hombre aburrido y serio, él desafió a su época y sus pares con un lenguaje que influyó en la literatura posterior. Estos textos pertenecen a Alicia en el país de las maravillas, una hermosa historia que Carroll contaba a Alicia Liddell y sus hermanos navegando en un lago, en tardes brillantes y apacibles. Eso le valió el enojo de los padres Liddell, quienes lo expulsaron de la familia. Siendo Alicia, adulta, casada y con hijos, ella y Carroll siguieron escribiéndose.

No puedo nombrar al traductor porque extraje el texto de un viejo libro de infancia al que le faltan hojas, además de las leyendas con fibra que imprimió mi hermana menor, como Heidi Heidi Heidi, tal vez era su modo de protesta, ahora que lo pienso, debía gustarle más la niña de los Alpes que Alicia.

Eres viejo, Padre Guillermo

Eres viejo, Padre Guillermo –dijo el joven-,

Y el pelo se te ha puesto blanco;

Sin embargo, insistes en pararte de cabeza…

¿Te parece bien eso a tu edad?



Cuando joven –replicó el Padre Guillermo a su hijo-

Temía me dañase el cerebro;

Pero ahora, seguro que no me queda ningún seso,

Me doy el gusto de hacerlo todo el día.



Eres viejo, como ya te dije antes,

Y te has puesto extraordinariamente gordo;

Con todo, has dado una vuelta de carnero hacia atrás.



¿Cuál es la razón de todo ello?



Cuando joven –dijo el sabio, sacudiendo las canas-,

Conservaba ágiles todos mis miembros.

Usando este ungüento –veinte pesos el frasco-.

Permíteme venderte unos cuantos…



Eres viejo –dijo el joven- y tus dientes, aparentemente,

Son débiles para algo más duro que la manteca,

Pero te has comido todo el pato, con los huesos y el pico.

Por favor, ¿cómo has logrado semejante cosa?



Cuando joven –dijo el padre- estudié Derecho

Y trataba los casos con mi mujer;

Eso dio fuerza muscular a mi quijada,

Que me duró por el resto de mi vida.



Eres viejo –dijo el joven- y parece imposible

Que tu vista sea buena como antes,

Pero mantienes a una anguila en equilibrio

En la punta de la nariz, ¿cómo eres tan hábil?



He respondido tres preguntas y ya basta-

Dijo el padre-. No te des airetes,

¿Crees que puedo escuchar todo el día

Tantos disparates? ¡Fuera! O te doy un puntapié

Y te mando escaleras abajo.



Pasé por su jardín



Pasé por su jardín y vi con un solo ojo

Que el Búho y la Pantera compartían el pastel:

La Pantera comía la corteza, la salsa y la carne,

Mientras el Búho obtenía la fuente como parte del banquete.

Cuando el pastel estuvo terminado, al Búho,

Le regalaron generosamente el cucharón

Mientras la Pantera obtuvo cuchillo y tenedor

Con un gruñido concluyó el banquete con…