Un dinosaurio de colores tiene un amigo que, aunque pequeño, no es de goma eva sino de poliestireno cien por cien.
Eso es suerte para los dos.
Para el dinosaurio porque es casi imposible tener un amigo en dos dimensiones.
Para el amigo también es redondo redondo porque de otra manera estaría en un cuaderno de comunicaciones para el día de la patria. Pero no: en lugar de eso él anda por el mundo montado en el lomo de su amigote saurio que es como una escalera verde.
Los dos van y vienen todo el día con dos valijas, una grande y otra que es una caja de fósforos, llenas de palabras y algunos chocolates.
Cuando el dinosaurio se cansa de caminar, entran al teatro y se ubican en la primera fila.
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